La hiedra crece de manera natural en los bosques europeos. Al ser una planta trepadora que crece abrazándose a los troncos de los árboles, la hiedra ha inspirado referencias al amor y a la amistad, convirtiéndose en símbolo de fidelidad o afecto perpetuo. Cuenta Ovidio que, recién nacido de Sémele y Júpiter, Baco fue confiado a las ninfas de Nisa, que escondieron su cuna cubriéndola con ramos de hiedra para sustraerlo de la ira de Juno, la celosa esposa del principal de los dioses. La planta puede asociarse también al dios del vino porque sirve para aliviar, tomada en decocción, los efectos de la embriaguez.

Existe una variedad de hojas con tonalidades verdes y blancas, la variegata, que parece proceder de Canarias. En cualquier caso hay una especie nativa de las islas, la Hedera canariensis, de la que algunos autores han considerado subespecie o variedad de la helix.