El género Crassula -del latín crassus, "grueso"- acoge a más de 600 especies, muchas de ellas sudafricanas y de uso ornamental que se caracterizan por sus hojas suculentas. El epíteto latino lactea, "lechosa", alude al color blanco de sus flores.

Plantas hoy muy extendidas en la jardinería popular de zonas cálidas y templadas del planeta como las Canarias, la crasuláceas y otras especies suculentas han podido cultivarse por territorios donde el agua es un bien escaso en parte debido a su resistencia a la falta de recursos hídricos. Estas resistentes especies pueden convivir con cactáceas, agaves y aloes para componer “jardines secos”, una configuración paisajística de singular belleza que además es muy sostenible en los entornos áridos de las Canarias.